Reflexiones, conferencias y otros textos

¿BAILA USTED? Algunas reflexiones sobre la poesía en el aula

Hace un par de días escuché decir en un colegio que la poesía se componía de ritmo, rima y repetición. Sorprendida me pregunté: ¿la poesía o la literatura se escudan única y exclusivamente detrás del código alfabético o de las descripciones escolares? ¿En dónde quedan el cuerpo, el entorno, la reflexión, la expresión, la libre interpretación y las emociones en el proceso de lectura o en las diversas formas literarias? ¿En dónde quedan las metáforas y las capas textuales en estas etiquetas o explicaciones sesgadas? Es decir, ¿cuál es nuestro afán por poner límites a los mundos simbólicos al querer “estudiarlos” en vez de degustarlos palabra por palabra?

Cuando las palabras atraviesan los sentidos y la emoción

En las situaciones más adversas, en los rincones más lejanos y en los momentos donde nos sentimos devastados e impotentes, la palabra nos envuelve y refugia en búsqueda de esperanza y sosiego, como en los mejores cuentos tradicionales que concluyen en finales felices. Algunos, en silencio, rescatan palabras reconfortantes y tranquilizadoras de su interior. Otros, a manera de corrillo anecdótico, resuelven contarle al mundo lo ocurrido, cómo pasó y cuándo. Contamos a los demás para compartir, sentirnos identificados o sentir que ‘no sólo me ocurre a mí’. Escuchamos para apoyar y conllevar dolores y alegrías. La palabra recoge historias, las recrea, nos acerca a los otros y nos sana sin importar la lengua o el lugar en donde estemos.

De profesión promotora de lectura…

Para empezar, es necesario saber a quiénes les leeremos o a quiénes les entregaremos el libro elegido. Como al hacer una lista de mercado, antes de cualquier encuentro, es buena idea hacerse varias preguntas… ¿Cómo será el lugar del encuentro? ¿Los participantes preferirán las imágenes, la música de las palabras o la palabra leída? ¿Por qué momento particular estarán pasando? ¿Qué tan lectores serán? ¿El día estará alegre o más bien tristón? ¿Querrán adentrarse en una historia miedosa, amorosa, misteriosa o chistosa?

La música de las palabras

A muchos nos da terror el silencio que ofrece un libro sin texto. Es como tener un bebé entre brazos, balbuceando y observando su entorno, pues da la impresión de no entender o escuchar lo que decimos. Desesperados gritamos sin ser oídos: ¿qué hacer?, ¿qué decir?, ¿cómo enfrentar la incómoda situación? Pero, después de un momento desesperanzador, encontramos la solución en nosotros mismos y van reapareciendo palabras y sonidos que, por tanto tiempo, habían estado guardados en nuestra memoria.

La necesidad de contar

El cine, los álbumes de imágenes, los textos sin ilustraciones, el Facebook, el Twitter, las artes plásticas, la ópera, los musicales… Miles de expresiones que sólo dan respuesta a la misma necesidad de contar, transmitir y evocar; mi propia historia, historias que me han contado, historias inventadas. Ser parte de un mundo de opinión, para hacer valer mi voz y presencia.

María Elena Walsh, hoy y siempre

Debo confesar que hacía mucho tiempo no leía ni escuchaba los cuentos, poesías, historias, novelas o artículos de María Elena Walsh. Al emprender mi travesía por su obra, para mi grata sorpresa, sus textos y composiciones eran tan familiares que me los sabía, en su mayoría, de memoria. Redescubrí sus paisajes, sus personajes, su lenguaje, sus asombrosas y surreales imágenes.